viernes, 25 de abril de 2014

El Barça necesita otro Guardiola

El conjunto blaugrana empieza a adolecer de los mismos males que precedieron a la gloriosa etapa de la mano de Pep Guardiola, una etapa que comenzó con un lavado de cara de la plantilla en busca de la ilusión perdida y que dio paso a uno de los equipos que serán recordados en la historia futbolística.

La 2007/2008 fue la primera temporada en blanco para el F.C. Barcelona desde la 2003/2004, año del debut de Frank Rijkaard en el banquillo culé y de Joan Laporta en la presidencia. Culminaba un proceso de descomposición que se había iniciado un año antes al conseguir solo la Supercopa de España y perder una liga que tenía ganada ante el Madrid de Capello.

 El cambio urgía


El Barcelona era una bomba de relojería en el que los líos en el vestuario e institucionales eran recurrentes: rajadas en la prensa por parte de los jugadores, mociones de censura contra la directiva de Laporta… Los jugadores ya habían perdido el hambre futbolístico después de un exitoso periplo en el que ganaron la segunda Champions de la historia blaugrana, y el esfuerzo en los entrenamientos y en mantener la forma física cayó en picado.


Presentación de Guardiola como entrenador del F.C. Barcelona

Laporta decide cambiar el rumbo de la nave blaugrana y, ante la negativa de Mourinho a comandarla, decide dar las riendas al entrenador del Barcelona B, un novato pero histórico exjugador, excapitán y canterano del club, Pep Guardiola. Viendo la falta de motivación de los pesos pesados de la etapa anterior, pone el cartel de transferibles a Ronaldinho, Deco y Eto´o, aunque este último acabaría quedándose para marcharse, “por falta de feeling”, un año después. Además decide subir de la cantera a varios jugadores que se convertirán en el estandarte del nuevo Barcelona. Todo el mundo futbolístico sabe como acabó la arriesgada apuesta.

¿Otra descomposición?


Ya Pep advirtió, en su última temporada, cierta desgana en sus jugadores y discrepancias con la directiva, sobre todo a la hora de confeccionar la plantilla. Incluso la rumorología apunta que Guardiola pretendía hacer algo similar a la “limpia” que hizo al llegar para seguir con el cargo. Esta desgana fue algo que se acentuó con el continuismo de Vilanova y la autogestión a la que se sometió el vestuario por la enfermedad de este.
Y en estas, con la pretemporada ya comenzada, Vilanova recae y llega Gerardo Martino, un entrenador que tampoco se decide a dar un paso al frente y cambiar las cosas. Y la plantilla, poco a poco, va pareciendo más cansada de ganar siempre, cansada de nuevos líos institucionales…


Hasta en Can Barça se dice que el club peca de autodestructivo y, poco a poco, va habiendo aroma a 2008 en el ambiente blaugrana.

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